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Un mirador para detenerse y observar

Un banco frente al horizonte. Un atril que señala el paisaje. Y el silencio del Valle del Gévalo acompañando la vista. Así es el nuevo mirador de Robledo del Mazo: una intervención mínima que transforma el lugar sin romper su esencia.

El reto

Diseñar un mirador accesible, respetuoso y perfectamente integrado en el paisaje. El Ayuntamiento de Robledo del Mazo ha confiado en Proarte para dar forma a un espacio que no busca destacar por encima del entorno, sino realzarlo. Un mirador construido en madera sostenible que demuestra cómo la arquitectura puede integrarse con respeto, funcionalidad y belleza.

El proyecto parte de un objetivo claro: ofrecer al visitante un espacio para observar, descansar y reconectar con el entorno, sin perturbar la armonía natural del lugar.

Para ello, se ha optado por una estructura ligera fabricada en madera certificada PEFC, que se adapta al relieve existente y permite mantener una mínima huella sobre el terreno. Cada decisión ha sido tomada desde una perspectiva de diseño personalizado: no se parte de soluciones estándar, sino que cada elemento se ha realizado a medida, atendiendo a las particularidades topográficas, visuales y ambientales.

El conjunto incluye bancos de descanso y un atril interpretativo, que aporta contexto al paisaje. Desde aquí se abre una panorámica abierta al Valle del Gévalo, un entorno de alto valor ecológico y escénico, especialmente apreciado por senderistas y visitantes que buscan una experiencia de naturaleza auténtica.

Resultado

El nuevo mirador de Robledo del Mazo se ha consolidado como punto de encuentro entre paisaje, comunidad y visitantes. Un ejemplo de cómo el equipamiento puede aportar valor sin imponer forma, permitiendo que sea el propio territorio quien cuente su historia. Un espacio que no compite con el paisaje, sino que dialoga con él, reforzando el carácter identitario.